Después de leer unas páginas de Schiller
A veces creo haberla comprendido
pero, en realidad, sólo se repite
en mí su letra, su cristal nublado
es todo lo que escucho.
No llego nunca a franquear la puerta
tras la que se abre acaso
la flor de su verdad, la rosa hipnótica.
En mí sólo resuena -como ahora-
esa blanca palabra impenetrable,
su eco torpe: belleza, belleza. Nada más.
CABRERA, Antonio. En la estación perpetua. Colección Visor de Poesía, Madrid, 2000. (p. 44).
pero, en realidad, sólo se repite
en mí su letra, su cristal nublado
es todo lo que escucho.
No llego nunca a franquear la puerta
tras la que se abre acaso
la flor de su verdad, la rosa hipnótica.
En mí sólo resuena -como ahora-
esa blanca palabra impenetrable,
su eco torpe: belleza, belleza. Nada más.
CABRERA, Antonio. En la estación perpetua. Colección Visor de Poesía, Madrid, 2000. (p. 44).
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